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El Campo Misionero:

 

Juan 20:21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros.

Como me envió el Padre, así también yo os envío.

 

Se llama misionero (del verbo latino, missio que significa «enviar») a aquella persona cuyo objetivo principal es el anuncio del evangelio, entre aquellos que no creen.  A esta obra comúnmente se le conoce también como evangelización, es decir, un misionero lleva como principal el dar a conocer

el Plan de Salvación de Dios a su creación.

 

Bíblicamente la labor misionera va acompañada con el Servicio, el cual implica, la labor de ayuda

a las personas en estado vulnerable, es por ello que en este Ministerio en particular, la congregación

se esmera en reunir la mayor cantidad posible de víveres, ropa y productos de primera necesidad

que las personas requieren; las cuales se reparten en la comunidad a la cual se expone el evangelio. 

 

Santiago 2:16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos,

pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?

 

La palabra «misión» tiene también el sentido de trabajo, tarea, quehacer o cometido. Esta acepción más general permite además la formación de un cierto carácter misionero en las personas, ministerios

e instituciones, es decir, es Dios mismo quién pone el sentir en cada uno de los cristianos a ser parte

de esta hermosa labor, aunque cabe señalar que, todo aquél que profesa Fe y devoción por nuestro Salvador debería participar en estas actividades. 

 

En los evangelios,  Jesús  se presenta a los hombres como el enviado de Dios por excelencia,

por lo cual al recibirlo o rechazarlo, se recibe o se rechaza al que lo ha enviado (Lucas 9:48; Lucas 10:16), es decir, a Dios Padre.  La conciencia que Jesús tiene de su misión (término de donde deriva la palabra «misionero») se puede comprender más claramente en frases características: «Yo he sido enviado...», «Yo he venido...», «El Hijo del hombre ha venido...» para anunciar el evangelio (Marcos 1:38), para cumplir la ley y los profetas (Mateo 5:17), para llamar no a los justos sino a los pecadores (Marcos2:17),

para buscar y salvar lo que estaba perdido (Lucas 19:10), para servir y dar su vida en rescate de muchos (Marcos 10:45). Todos los aspectos de la obra de Jesús de Nazaret enlazan con esa misión,

desde su primera predicación en Galilea hasta su muerte en la cruz.

 

La misión de Jesucristo aparece todavía en forma más evidente en el Evangelio de Juan. Allí, el único deseo de Jesús es hacer la voluntad del que lo ha enviado (Juan 4:34; Juan 6:38), realizar sus obras (Juan 9:4) y decir lo que aprendió del Padre (Juan 8:26), y pide a los hombres que crean en su misión (Juan 11:42; Juan 17:8).

 

La misión de nuestro salvador Jesús, se prolongó con la de sus propios enviados, los doce apóstoles,

para anunciar el evangelio (Marcos 16:15), siendo enviados «como ovejas en medio de lobos» (Mateo 10:16). La misión de los apóstoles enlazó con la propia misión de Jesús: «Como el Padre

me envió, yo también os envío a vosotros» (Juan 20:21). Así, a todos los apóstoles se les atribuye

haber muerto en ciudades o tierras cumpliendo su misión, lo cual nos habla de una gran devoción, fidelidad y Fe en la labor que el Señor les encomendó.

 

Si deseas formar parte de esta hermosa labor, contáctanos; El Señor te hace el llamado.!!!

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